La solución para unos dientes desalineados es la ortodoncia. Y en algunos casos sólo vale la más tradicional de todas: los brackets o aparatos de metal.
También llamados ‘frenos’ mueven los dientes aplicando presión, lo que restringe el flujo de sangre al tejido circundante que mantiene esos dientes en su lugar, y produce dolor.
Pero, generalmente ese dolor es suave y desaparece al poco tiempo, cuando el paciente se acostumbra a la molestia.
El proceso que provocan los brackets hace además que las células inmunitarias especiales llamadas osteoclastos se precipiten y disuelvan parte de la mandíbula, creando un espacio para que el diente se deslice y alivie la presión.
Y cada vez que el ortodoncista haga un ajuste, de acuerdo al tratamiento que corresponda, esa molestia se repetirá.
No se supone que tus dientes se muevan así, y por eso se produce el dolor. Sin embargo, el resultado final y los beneficios que te trae una dentadura alineada son mucho mayores a la amarga experiencia.